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México se recovera en la producción de las bayas del bosque

Al sur de Jalisco se encuentra Ciudad Guzmán, cuna de personajes ilustres como el pintor José Clemente Orozco, el escritor Juan José Arreola o la compositora Consuelo Velázquez. Para llegar a la que es la cabecera municipal de Zapotlán el Grande se debe recorrer la autopista Guadalajara-Colima, que ofrece una de las vistas más espectaculares del país: el volcán Nevado de Colima, cuyas faldas –se puede observar desde mucho antes de la entrada al pueblo– están pintadas, en pleno verano, totalmente de blanco.

El plantío de zarzamora, arándano, frambuesa, grosella y fresa ha llevado desarrollo a las regiones donde se producen, pues los mismos trabajadores dan cuenta de mejores salarios respecto a otras labores; no obstante, su auge no está exento de críticas relacionadas con las duras jornadas laborales, afectaciones al medio ambiente o la merma de espacios para otras siembras vitales para México, como la del maíz, esto último en medio de una crisis alimentaria por la elevada inflación.

La conversión de campos es evidente, pues basta con platicar con cualquier habitante de la región para constatar que 10 años atrás el panorama estaba totalmente compuesto por sembradíos de maíz, caña o agave; sin embargo, ahora predominan las estructuras de metal en forma de túnel cubiertas sólo por arriba con lonas blancas, mismas que sirven para proteger de fuertes lluvias a las también conocidas como bayas o frutillas del bosque.

Datos oficiales del gobierno federal indican que en la última década la superficie destinada a la siembra de maíz en lugar de crecer ha disminuido, pues ha caído de un pico de 7.7 millones de hectáreas a 7.2 millones; en contraste, la destinada a berries se ha triplicado. Según la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), ha pasado de prácticamente nada en los primeros años de los 2000 a 17 mil hectáreas en 2011 y a 55 mil hectáreas al cierre de 2021.

Si bien la cantidad de tierra que se destina al maíz es muchas veces mayor que la de berries, no se puede dejar de lado que México es deficitario en ese grano vital para la población, al grado que se importa 37 por ciento de lo que se consume en el país (alrededor de 17 millones de toneladas), debido a que, de acuerdo con especialistas, ya no hay suficiente terreno para incrementar la producción del grano.

La preferencia por cultivar estas frutas en lugar de maíz no sorprende si se toma en cuenta el amplio margen de ganancia que hay entre ambos. Por ejemplo, un reciente estudio de la Universidad Autónoma Chapingo señala que la evidencia de la alta rentabilidad de las berries es la relación beneficio-costo, que determina la viabilidad de un proyecto productivo.

Dicha relación, detalla el análisis, es de 2.82 para el caso del arándano, 1.88 para la frambuesa, 1.82 para la fresa y 1.76 en la zarzamora; siendo estas relaciones mayores a las observadas en cultivos básicos como la caña de azúcar y el maíz, los cuales tienen una relación beneficio-costo de sólo 1.5 y 1.2 respectivamente.

La rentabilidad de las berries es similar a la de otros cultivos que tienen un alto índice de exportación como el aguacate, cuyo índice es de 1.84.

Información redactada por: Braulio Carbajal y Juan Carlos Partida para La Jornada.

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